A Iñaki Otegi Gamarra ( y Leyre y Nora)
Ay. Las tres y yo aún suelto,
y con esta cara de perro
como un proxeneta de ronda
y nada…
de nada.
¿Estoy huyendo?
Es la hora
en la que los conductores expertos
no precisan de semáforos
y a mi espalda, ya,
desde la última taberna abierta
un policía pide calma,
voz en grito,
a un borracho.
El mar me espera
- espero -.
Sigo siguiendo
- qué remedio! -
mis zapatos.
Voy esquivando el rastro
con que proclamaron ya otros perros
su libertad por las aceras
- digamos mierda -.
Y aunque no tengo paraguas
ojalá lloviera.
Ojalá la lluvia
me anegase este naufragio.
O no. Mejor no. Me acuerdo
- soy un tonto -
de un bichito rojo
impotente, patas arriba,
y me duele esta soberbia.
No estamos más lejos del suelo.
Deficiente suficiencia…!
Lo peor no es darse cuenta.
Cuántos mueren de hambre…
La agitada brisa me previene:
al mar hoy tampoco
hay quien le aguante.
El faro está roto a ratos
o está de bromas.
Un preservativo esparce
su baba exhausta en la ría.
Me ha surgido una duda.
¿Duermen los peces?
Dos pescadores no saben.
El tercero no me escucha.
Qué mas da! Por suerte
no tengo prisa.
Dormiré hasta tarde.
Nadie me acompaña.
Y las chimeneas anuncian
nubes negras para mañana.
2 comentarios:
fue perfecto.
Un abrazo
¡Qué buenos recuerdos!
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