La conmoción que ha removido estos últimos días a “Desperfectos”, me impide todavía poder hablar del concierto del pasado sábado junto a “Arrancadera” en la Sala Dink, de Portugalete. Todo, porque lamentablemente amanecimos el domingo con la honda puñalada de la desaparición de Txiki (Sergio Oiarzabal), grandísimo poeta y amigo de todos nosotros y de nuestro entorno.
Todos cuantos tuvimos la suerte de conocer a Txiki, nunca dudamos de la fascinante genialidad de un “barrendero de palabras”, según su propia definición. Quién no guarda, de entre nosotros, algún poema trasnochado que nos metía en un bolsillo, o entre las páginas de un libro, versos irredentos que acribillan ahora su ausencia.
A nivel personal, mi relación con Txiki no fue de una honda amistad, sí de un profundo respeto y cariño. Compartíamos la esclavizante vocación de las letras, de sentir la poesía por encima de todo. Tuvimos buenos y malos momentos. Pero siempre volvían las aguas al cauce del respeto. Siempre fui consciente, cuando charlábamos amistosamente sobre poesía, de estar ante probablemente el más grande poeta que he conocido en vida.
Aún recuerdo aquella noche en que entré por primera vez en el Pub “Luna”, que tenía por entonces Elías (Pum Pum) en Barrenkale. Junto a la puerta había un tablón de anuncios y en él un recorte de periódico con un artículo sobre Txiki, que había sido recientemente galardonado con el “Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández” por su libro “Flammis acribus addictis”. En él se incluían unos poemas que me cautivaron. Enseguida pregunté a Elías (todavía éramos meros conocidos) quién era aquel gran poeta y le pedí que me le presentase un día. Necesitaba hablar con él. Saber si sentía como yo el pesado yugo de esta vocación de ser poeta.
Así nos conocimos. Pasamos un par de tardes de tertulia entre copas, y múltiples noches de fiesta entre su inagotable locuacidad. Intercambiamos mails, nos regalamos algunos de nuestros propios poemarios. Y así confirmé la veracidad de estar ante un extraordinario poeta.
Agradeceré para siempre las palabras que me escribió en un correo electrónico (que conservaré toda mi vida) tras leer uno de mis poemarios.
Respecto a Desperfectos, la relación también fue muy especial. Su relación con algunos de los miembros y nuestros amigos, era muy anterior. Era de la cuadrilla de toda la vida.
Casualmente en aquel Pub “Luna”, nos conocimos el grupo. Tocábamos una vieja guitarra española y Txiki nos animaba a seguir avanzando, mientras contribuía con palmas o aporreando un servilletero. (No olvidaré el día que se emocionó oyéndome maltocar a modo de rockandroll un poema de Rosalía de Castro: “De polvo y fango nacidos/fango y polvo nos tornamos/ por qué pues tanto luchamos/si hemos de caer vencidos…).
Años después, cuando el grupo comenzaba a ser una realidad más fundamentada, hizo una letra (“A tu llegada”) para el grupo a la que Fer puso música. Esta letra aún está colgada, manuscrita, en una pared de nuestro local de ensayo.
Tengo la suerte de que Desperfectos me ayude a sacar adelante mis letras, pero tengo aún más suerte de poder cantar su canción. Espero poder colgarla en este blog próximamente.
Lamentablemente, tras la marcha de Javi “Teju” del grupo y con la incorporación de Luisma, alguna canciones quedaron relegadas a la vez que íbamos incorporando otras nuevas. En este proceso, su canción quedó en espera. La noche del sábado, en Portugalete, no la teníamos suficientemente preparada para poder tocar, mientras él se nos iba para siempre.
En su libro aún inédito “Al dictado de una insurrección”, escribía que “al menos mi entierro no estará repleto de esa gente que nada me importa”. A mi, a Desperfectos, a nuestros amigos, bien sabe cuánto nos importaba.
Txiki, al margen del profundo respeto y admiración que nos inspira tu obra, te quisimos, te queremos y te querremos. Y en nuestro próximo concierto, si esta angustia que nos produce tu falta nos lo permite, tocaremos “A tu llegada”.
(En internet, si lo deseáis, podréis encontrar numerosa información sobre su obra, sus diferentes reconocimientos poéticos y su último libro, recientemente publicado, “Delicatessen underground”.)
Todos cuantos tuvimos la suerte de conocer a Txiki, nunca dudamos de la fascinante genialidad de un “barrendero de palabras”, según su propia definición. Quién no guarda, de entre nosotros, algún poema trasnochado que nos metía en un bolsillo, o entre las páginas de un libro, versos irredentos que acribillan ahora su ausencia.
A nivel personal, mi relación con Txiki no fue de una honda amistad, sí de un profundo respeto y cariño. Compartíamos la esclavizante vocación de las letras, de sentir la poesía por encima de todo. Tuvimos buenos y malos momentos. Pero siempre volvían las aguas al cauce del respeto. Siempre fui consciente, cuando charlábamos amistosamente sobre poesía, de estar ante probablemente el más grande poeta que he conocido en vida.
Aún recuerdo aquella noche en que entré por primera vez en el Pub “Luna”, que tenía por entonces Elías (Pum Pum) en Barrenkale. Junto a la puerta había un tablón de anuncios y en él un recorte de periódico con un artículo sobre Txiki, que había sido recientemente galardonado con el “Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández” por su libro “Flammis acribus addictis”. En él se incluían unos poemas que me cautivaron. Enseguida pregunté a Elías (todavía éramos meros conocidos) quién era aquel gran poeta y le pedí que me le presentase un día. Necesitaba hablar con él. Saber si sentía como yo el pesado yugo de esta vocación de ser poeta.
Así nos conocimos. Pasamos un par de tardes de tertulia entre copas, y múltiples noches de fiesta entre su inagotable locuacidad. Intercambiamos mails, nos regalamos algunos de nuestros propios poemarios. Y así confirmé la veracidad de estar ante un extraordinario poeta.
Agradeceré para siempre las palabras que me escribió en un correo electrónico (que conservaré toda mi vida) tras leer uno de mis poemarios.
Respecto a Desperfectos, la relación también fue muy especial. Su relación con algunos de los miembros y nuestros amigos, era muy anterior. Era de la cuadrilla de toda la vida.
Casualmente en aquel Pub “Luna”, nos conocimos el grupo. Tocábamos una vieja guitarra española y Txiki nos animaba a seguir avanzando, mientras contribuía con palmas o aporreando un servilletero. (No olvidaré el día que se emocionó oyéndome maltocar a modo de rockandroll un poema de Rosalía de Castro: “De polvo y fango nacidos/fango y polvo nos tornamos/ por qué pues tanto luchamos/si hemos de caer vencidos…).
Años después, cuando el grupo comenzaba a ser una realidad más fundamentada, hizo una letra (“A tu llegada”) para el grupo a la que Fer puso música. Esta letra aún está colgada, manuscrita, en una pared de nuestro local de ensayo.
Tengo la suerte de que Desperfectos me ayude a sacar adelante mis letras, pero tengo aún más suerte de poder cantar su canción. Espero poder colgarla en este blog próximamente.
Lamentablemente, tras la marcha de Javi “Teju” del grupo y con la incorporación de Luisma, alguna canciones quedaron relegadas a la vez que íbamos incorporando otras nuevas. En este proceso, su canción quedó en espera. La noche del sábado, en Portugalete, no la teníamos suficientemente preparada para poder tocar, mientras él se nos iba para siempre.
En su libro aún inédito “Al dictado de una insurrección”, escribía que “al menos mi entierro no estará repleto de esa gente que nada me importa”. A mi, a Desperfectos, a nuestros amigos, bien sabe cuánto nos importaba.
Txiki, al margen del profundo respeto y admiración que nos inspira tu obra, te quisimos, te queremos y te querremos. Y en nuestro próximo concierto, si esta angustia que nos produce tu falta nos lo permite, tocaremos “A tu llegada”.
(En internet, si lo deseáis, podréis encontrar numerosa información sobre su obra, sus diferentes reconocimientos poéticos y su último libro, recientemente publicado, “Delicatessen underground”.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario